El Blog De Seña Patricia: Merengue

domingo, 19 de junio de 2011

Merengue

MERENGUE

Para preparar un merengue lo básico son claras de huevo, azúcar, el chorrito de zumo de un limón y un brazo potente o un buen batidor. En este caso lo monté a mano con unas varillas para batir.
Como base utilicé galletas María molidas y mezcladas con mantequilla, las cantidades las fui poniendo a ojo. Y para decorar utilicé unas guindas en almíbar de dos colores y canela molida.

Se ponen las claras en un bol grande, le exprimimos un chorrito de limón y comenzamos a batir añadiéndole poco a poco el azúcar. La prueba para saber si ya está montado el merengue es levantar el batidor, si se queda en él y no se cae es que ya lo has logrado. Puedes darle la vuelta al bol que no se caerá.
Aparte machacamos las galletas y las mezclamos con la mantequilla, para ello podemos utilizar la batidora, luego extenderemos la pasta que resulte sobre un plato, dándole la forma que queramos, y sobre esta base pondremos el merengue, dándole forma con ayuda de una cuchara o espátula. Por último con la ayuda de un colador espolvorear con canela y colocar las guindas. También podríamos hornearlo unos segundos para dorar la capa de arriba.

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Seña Patricia

Hoy os voy a contar la historia de Seña Patricia, en quien me inspiré para dar nombre a mi blog:
Con el cantaro a la cintura, un pañuelo a la cabeza al estilo gallego, toda vestida de negro, baja Seña Patricia por la calle empendrada que conduce hasta la fuente.
En su trajín diario podemos encontrarla si visitamos su pueblo, es una mujer ruda , sus movimientos son toscos pero cuando conversas con ella te das cuenta que tiene una cultura y belleza interior que sorprende.
Hace varios años que comencé a ir de vacaciones a este lugar, fue entonces cuando la ví por primera vez.
En cierta ocasión mantuvimos una conversación o ¨plática¨ como ella lo llamaría, y así pude saber que nació con el siglo, el día uno de enero, en este pueblo perdido en las montañas del sur, en el seno de una familia de campesinos. Que de niña ella quiso ir a la escuela y no pudo ser, porque entonces la educación de la mujer consistía en ¨sus labores¨eso era lo único que necesitaba aprender correctamente, para en un futuro aspirar a un buen casamiento.
A llegar a este punto su cara se transforma y un brillo de emoción asoma a sus ojos cuando me narra como conoció a su hombre: En el año diesiséis, cuando llegaron las fiestas del patrono,me puse en relaciones con el que fué mi marido.
Poco tiempo depués nos casamos y un año más tarde di a luz a dos niños que colmaron nuestra felicidad.
Quiso Dios que esta felicidad me durara poco, apenas sí había conocido a sus hijos murió mi marido, y aquella iglesia que anteriormente fue participe de mis alegrías tuvo que ser testigo mudo de mi sufrimiento.
Luchando por mi familia, pasaron los años y ya cuando mi vida había entrado en un cause de calma, estalló la guerra.
El dolor mío fue más grande que el de otras madres porque se me marcharon mis dos gemelos. Tuve la oportunidad de dejar a uno en casa, pero me preguntaba, si en mi mano tengo cinco dedos ¿ cual de ellos me cortaría que me doliese menos ? ¿como iba yo a elegir entre ellos ? Y si el elegido marchaba y no volvía ese remordimiento me quedaría de por vida, porque habría sido como firmar su sentencia de muerte.
Mis varones marcharon, ellos iban a un infierno pero aquí nos quedó un purgatorio.
Durante el tiempo que duró la contienda en el pueblo no quedó títere con cabeza.
Por fin llegó la victoria; o la derrota según se mirase. Para mí lo único que significó fue que terminó aquel horror y mis hijos volvían a casa . Algún tiempo después fueron al extragero, a trabajar, porque aquí no había porvenir. Hoy estoy sola pero sé que tienen sus vidas resueltas y yo soy feliz si ellos lo son.
Aquella tarde cuando me despedí de ella la dejé en su mundo de viejos recuerdos.
No mantenemos correspondencia ni sabemos la una de la otra en todo el año pero existe una amistad que cada periodo de vacaciones tenemos la ocasión de fortalecer.
Este año cuando el autobús llegaba y la ví bajar la calle una alegría inmensa me lleno el corazón porque es tan mayor que cada año cuando vuelvo temo no encontrarla.

Este relato lo escribí ya hace año, como comprendereis, ella ya no existe aquello que tanto temía sucedió, pero fue tan grande la huella y el cariño que dejo en mí que no la olvidaré nunca.
Esta es mi forma de hacerle un pequeño homenaje, allá donde esté.

Las hermanas Gomez

Las hermanas Gómez.
Hoy os voy a contar la historia de las hermanas Gómez: estas eran ocho y desde la primera su padre esperó siempre que fuera un varón, el cual nunca llegó.Este hombre decidio ponerle a sus hijos los nombres siguiendo el orden alfabético. Reservando así, el de Ángel, ya que todos los hijos que vinieron fueron mujeres. La primera fue Ana una niña morena con ojos negros y la piel muy blanca, después vino Berta sus rasgos físicos eran muy similares a los de Ana, les siguió Catalina, la cual, era totalmente diferente a sus hermanas nació sin pelo ni vello alguno y sus ojos eran tan azules que no parecían naturales. Detrás vino Dama, esta era una mezcla entre Ana y Catalina, tenía los ojos de Catalina, la piel y el pelo de Ana. La quinta fue Elena, su pelo era pelirrojo y sus ojos marrones tenía la piel pecosa. En sexto lugar nació Fernanda, cuando su padre la vió, con ese rostro tan dulce, no pudo con mas que exclamar con lágrimas en los ojos, no sabemos si por la emoción o la decepción porque era otra hembra: Parece un angel de Rubens, tan rellenita, tan rubia y con esos rizos tan marcados.
Cuando llegó Gala, la séptima hija, su madre tenía treinta años y habia parido practicamente a hija por año, ya estaba empezando a sentirse como una fabrica de niños, se planteo a ella y a su marido, que esta sería la ultima, no tendría un hijo más, dado que si seguía buscando el varón probablemente no pararía de tener hijos, mientras su edad fértil durara.Su marido con todo el dolor del mundo y amor a su esposa, considero que esto era lo mas oportuno. No obstante cuando habían pasado seis años de su última hija, Maria hermana del sr Gómez tuvo un accidente con su esposo dejando huerfana a su única hija, la niña contaba dos meses y aunque viajaba en el coche con sus padres, milagrosamente se salvo .
La niña se llamaba María como su madre. La sra Gómez: Martha sintio moralmente que tenía que acoger a aquella niña como si fuera suya. Ella que habia decidido no criar más hijos de las siete hijas que ya tenía, cuando la tuvo en sus brazos tan indefensa, no dudo ni por un momento, en darle todo su amor de madre como solo ella sabía. Pablo Gomez siguiendo con su manía, como yo así lo considero de poner los nombres siguiendo el orden del abecedario. Bautizó a la niña, que aún no lo estaba, con el nombre de Mª Herminia , por supuesto acabó llamándola Herminia a secas.
Mª Herminia Gómez como así la apuntó en el registro, haciendo todos los trámites legales, para que fuera considerada como hija propia, incluyendo el traje de ceremonias para la iglesia que lucieron todas sus hijas.Los padres, hablaron con estas, acerca de que ella era su nueva hermana y como tal ellas tenian que tratarla y así se hizo, hasta tal punto que si no fuera porque sus padres adoptivos le contaron su historia ella nunca habría sospechado que había tenido otros progenitores que no eran ellos.